PERROS ASILVESTRADOS


Aunque pueda parecer un tema ajeno a la caza con arco, si que lo  es  en  relación con la seguridad de quienes  nos movemos por nuestros campos  sin la seguridad de un arma de fuego en las manos, la mayoría de las veces en solitario.

Tras la temporada de caza es muy habitual, por desgracia,  el abandono por parte de algunos mal llamados rehaleros de aquellos miembros de su equipo  con los que no se va a contar en la siguiente temporada. “ Los que han sido nominados”.

Se esta trabajando, y mucho, en algunas Consejerías de Medio Ambiente para gestionar adecuadamente este asunto, pero, mientras tanto, debemos ser sumamente cautelosos por los riesgos de agresión  de estas jaurías de perros asilvestrados.

A diferencia de los lobos, que evitan  al hombre, los perros procedentes de una rehala no le temen. Organizados para sobrevivir en un grupo, su ataque  puede resultar  sumamente peligroso.

Conozco quien porta en sus esperas al cochino, además de su arco, su rifle. Tal vez sea excesivo, aunque desde luego es una  contundente forma de seguridad.

Quienes como a mí le gusten los aguardos en el suelo deben, a mi juicio,  si este riesgo existe en su zona, guardar las precauciones debidas.
No está de más contar con una herramienta robusta y contundente, como  la de la fotografía. No es lo mismo que un Cal. 444, pero aporta serenidad tenerla a mano.

Sin duda el peso de un cuchillo de este porte , se hace notar al fin de la jornada, pero al margen de su utilidad, aporta un valor añadido: la sensación de seguridad.
 
 
 
 


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©Texto y fotos Alejandro Martín Santamaría (Tío Jander) Instructor IBEP