ANATOMIA: ASIGNATURA PRINCIPAL
¿Cuántas
son las veces que teniendo nuestra pieza a distancia de tiro, concluimos
en no disparar nuestra flecha?.
Tal vez esta es una de las grandes diferencias del cazador de arco . No contando con la potencia que ejerce una bala, solo la adecuada colocación de la flecha, hace que esta tenga un poder letal similar e incluso superior al de un arma de fuego.
Abrir el arco y soltar. Pero antes nuestra mente ha analizado las posibles zonas por las que la flecha habrá de transitar, para alcanzar los órganos vitales y cumplir su fin, dar muerte lo más rápido posible al animal, y causando el menor sufrimiento que se pueda.
Nuestra espera tendrá como finalidad posicionar a la pieza para poder impactar en el lugar elegido, conseguir un ángulo que nos permita penetrar suficientemente, por último y más importante, que en este tránsito la flecha acceda a los órganos vitales.
Los americanos le llaman “ Perfect shot Placement “.
Las zonas de impacto con más probabilidad de éxito en el cobro, son las que se insertan en el tórax: pulmones, corazón e hígado. Interesados estos órganos contamos con un cobro más probable. Otros impactos en zonas abdominales tienen un pronóstico menos favorable en cuanto a la facilidad del cobro.
El conocimiento anatómico cobra una importancia máxima, cuando se atiende a la caza peligrosa, como es el caso de búfalo cafre africano, etc., especialmente protegidos en sus estructura corporal y que precisan además de utilizar altas potencias en los arcos y flechas muy pesadas.
Nuestro común cochino, lejos de las potencias requeridas para la fauna africana, si que requiere tener en cuenta su dura piel y la coraza que protege su pecho, endurecida por el barro y los lodos. Es este un animal de curiosa conformidad anatómica, del que es muy importante, por lo frecuente de los lances con arco conocer su estructura corporal.
El tórax de un jabalí
es más pequeño de lo que podría suponerse, y esta
colocado muy por debajo de la línea media que podríamos
establecer en su tronco de manera longitudinal. Las muy largas apófisis
que parten la columna vertebral hacen que en la mitad superior delantera
del cuerpo apenas contemos con zonas impactables. Los pulmones y
el corazón quedan mucho más abajo.
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©Texto y fotos Alejandro
Martín Santamaría (Tío Jander) Instructor IBEP